44) DESOLADO.
Desolado
estaba
el
paraíso
sin
tu presencia
y
hasta las plantas
sentían
el fragor
de
tu ausencia.
Desesperados
estaban
los
ríos,
el
aire y los campos
al
no poder sentir
el
contacto de tu luz.
El
día era tarde
y
la tarde era noche
que
sé hacia plomo y caía
cada
vez más oscura.
Desolada
estaba la noche
como
el recuerdo
de
un velo negro
y
que no se encendía
con
la llama de la angustia,
ni
con el fuego del consuelo.
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