80) EL DESEO.
En las luces de los deseos,
me muevo, siento, me
veo.
Sus rayos como de
fuego
calan, hieren, me
duelen.
El deseo es la fuerza
que nos agita la
vida,
es el martillo que
rompe
y nos abre mil
heridas.
El deseo es el molino
que mueve la pasión;
volcán que cuando
explota
nos deja sin razón.
Los deseos siempre
nacen,
las pasiones a veces
llegan
y los amores si no se
tienen
casi siempre se
sueñan.
Los deseos son
eternos,
continuamente nacen, llenan;
nos acechan, inundan e invaden
como una fuente que
quema.
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