119) BROTA.
Con la
mente en blanco
se piensa,
se medita
y puede
brotar el poema
que aunque no corre, vuela.
Cuando te relajas,
acuden
ideas, poco a poco,
van
llegando sentimientos
y brotan como hojas verdes.
Llega la
dichosa fuente
y despegan preciosas imágenes,
que navegan hacia un horizonte
cercano que
nos contempla.
Aparecen
signos, símbolos,
va naciendo
el cuadro
que el
poeta pinta
y llena de
sensaciones.
Que bonito es escribir
aunque sea sin luces
y postrado
en la cama
sin llegar
a ver nada.
Solo
dejando hacer,
andando el
sentido
y caminando
el alma
para que
lleguen palabras.
En la oscuridad, de repente
aparece una tenue luz
que no se sabe como llega,
pero lo hace y
la retienes.
Ante un silencio
de sombras,
se acercan y
pasan horas,
la mano
guía la pluma
y su labor es muy fecunda.
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