258) BRUMAS.
Recuerdo un pueblo en
agonías
de ruidos lejanos y
silencios eternos,
entre sueños tristes,
llenos de miedos,
con pesadillas de
sombras
y bañados de ribetes
negros.
Vi morir la vida, sentí
desasosiego,
como paloma sin
equipaje
abandoné tan triste
huerto,
y encerrado en una caja
no pude levantar el
vuelo.
A otro lugar fui, huí,
pero siento aún en el
aire,
su aliento, sus
lamentos,
arraigado al cuerpo y
el viento
cuando en la vejez vuelvo.
cuando en la vejez vuelvo.
Transmutado de alondra,
vuelo,
ya no temo, solo veo y
acaricio
otros colores de luces
que los aspiro como flores
y que lo siento, veo y
quiero.
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