288) AMARGO OTOÑO.
Nos invade un amargo
otoño,
acucia un frío polar
y nadie acude a la
llamada
de este mundo vacío.
El hombre cavila, se
disuelve
en el tiempo y la
memoria
se evapora como el
humo,
la lluvia le borra los caminos.
En sueños no soñados,
ennegrecen los cauces
azules,
el universo ofrece poca
luz
y una mirada lejana nos
llama.
En el manto de los sueños
nos confunden los
recuerdos
y en la soledad de los
rostros
vemos el otro lado del
espejo.
Se acerca la noche, se
encienden
hogueras de ausencias
rumiando penas,
el fuego las adormece y
rememora
iluminando todas las ideas.
Acuden recuerdos de
infancia, de cosas,
de penas pasajeras que
la noche aleja
y atrapados en la
blanca memoria
fluye el tiempo como
hojas que caen.
Cruzamos los momentos
como el aire,
desde el centro de la
tierra
se acerca avanzando
lentamente
a través de la inmensa
niebla
Con la Incierta lluvia
del verano
la vida casi siempre fluye,
aparece,
va y viene, como las
olas del mar
y brota y reverdece con
claridad.
Sendas abren los
cuerpos,
llegan los misterios
de la noche
y desde insondables pozos del olvido
el poeta araña con sus
versos el aire.
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