75) SIENTO MI PUEBLO.
Siento el calor de un
pueblo
sobre mi piel, en mis
huesos,
siento el sabor de sus
casas,
de las gentes, su fantasía.
Sueño con él, con mi
pueblo,
con sus campos, sus
arroyos
que se funden con la
tierra
saciándola y dándole
vida.
Desde la lejanía
floto en sus recuerdos,
me lleno de su aroma
de su paz, su sosiego.
Mi pueblo está donde
siempre,
nosotros no, pues cambiamos,
hemos buscado otras
metas
y no encontramos muchas
salidas.
Su ausencia es soledad,
silencio.
Él es la rosa que nos
besa,
la miel sabrosa y los
sarmientos
que brotan en nuestros
sueños.
Tiene mi pueblo ansias
de un amanecer más
bello,
pero sus manos están
heridas
por el olvido y el
desconsuelo.
Mi pueblo es un cantar
de quejidos y lamentos,
de esperanzas rotas al
viento
y sudor baldío sobre el
suelo.
Caminan por él gentes
alegres,
aceituneros altivos,
jardineros de un campo,
de almendros y olivos.
Mi pueblo es divino,
bravío,
fiero con sus
sentimientos.
Pueblo mío en ti nazco,
vivo
y como las golondrinas vuelvo.
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