292) MIS OJOS, MIS BRAZOS.
Mis ojos recuerdan esos
momentos
que deseaban acariciar tu cuerpo,
cercado en tenebrosas
sombras
e inmortales noches
florecidiendo.
Mis brazos acudían al
encuentro
lleno de las heridas del
tiempo
y dentro de oscuridades nocturnas
atenazados por la
incertidumbres.
Se querían escapar del
cuerpo
alcanzando desde la noche
la luz
y buscando desde los
deseos
todas las caricias de los
besos.
El amor surgía desde las
tinieblas
acudía a los dientes
como fruta,
a las boca sedienta como buen vino
y a los labios como un gran suspiro.
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